CAMINA PERO

CAMINA PERO
NUNCA DEJES DE CAMINAR.

viernes, 30 de agosto de 2013

ALGO MÁS QUE UN TROFEO.


Mourinho – Guardiola, es algo más que fútbol pero no voy a entrar en temas propiamente futbolísticos, nada de estrategias, táctica o títulos ganados con sus equipos, por uno y otro, sino lo que transmiten con sus declaraciones, actos, comportamientos usando sus equipos como telón de fondo.

Mourinho es el claro ejemplo de encantador de masas, de flautista de Hamelín, de manipulador de opiniones. Tiene mérito que haya estado en distintos clubes y haya generado adhesiones inquebrantables incluso tras su marcha. Tiene más mérito que en el Real Madrid, club e institución que ha hecho del “señorío” su santo y seña durante toda su historia, con lo que ello significa (respeto al rival, humildad, cortesía…) haya cambiado con su llegada y haya optado por el enfrentamiento con prácticamente todos los equipos, aficiones y entrenadores rivales, además de instituciones federativas, tanto nacionales como europeas, sin olvidar los árbitros.
Su opción es el una guerra civil sin cuartel. Mientras se gane, no importa el medio. Es “El Príncipe” de Maquiavelo con una pizarra de estrategia futbolística. Es “El Leviatán” de Hobbes de los banquillos y ruedas de prensa. Todos están contra él, incluso en su propio equipo. O conmigo o contra mí. La disyuntiva propia de líderes dictatoriales apelando al rasgo primario de la masa, la irracionalidad.
Los mediocres no pasarán por la puerta grande de la historia, aunque se hagan de títulos y titulares

Frente a él, y sin pretenderlo, porque no es su intención el enfrentamiento directo, aparece Guardiola. No se trata de un santo ni de un cordero, como le pintan muchos para poder atacarle, o como le intentan caracterizar sus partidarios para consagrarle como un mesías, en una suerte de hagiografía. Es un profesional de lo suyo que intenta vencer al rival pero con otros argumentos, construyendo su filosofía futbolística con los pilares de la discreción y la humildad, pero es competitivo, al máximo, pero esa competitividad es cooperativa, no genera odio, sino encuentros y asociaciones mutuas.
Es “El contrato social” de Rousseau o “La República” de Aristóteles. Todos sus actos y comentarios, incluyendo lo futbolístico, insisto, van enfocados al triunfo sin causar daños colaterales, al bien común de su grupo.

No hay mejor ciudadano que aquél que contribuye con su esfuerzo, trabajo y dedicación, a la mejor consecución del bien común, como aquello que satisface a la mayoría pero que no daña a la minoría.

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